Comencemos por definir qué es el Estrés Académico.
“Es la presión y tensión que experimentan los adolescentes debido a las demandas y
exigencias del entorno escolar. Se caracteriza por la sensación de sobrecarga, ansiedad y preocupación constante por el rendimiento académico; que puede manifestarse a través de
síntomas físicos y emocionales que, si se tornan crónicos, pueden llegar a afectar el
rendimiento académico y tu salud” (Anónimo, s.f.).
Después…
1. Tienes que descubrir qué lo está detonando. Es decir, debes identificar si se origina
por exigencias internas, exigencias externas o ambas.
2. Es necesario identificar las manifestaciones físicas y/o emocionales que estés
presentando.
3. Poner manos a la obra, generar y/o utilizar estrategias que te ayuden a
contrarrestarlo, algunas de estas son:
a) En lugar de ver al estrés académico como una dificultad, considéralo un desafío
que te impulse a alcanzar lo que deseas.
b) Trabajemos en la resiliencia, preparemos a nuestros hijos y alumnos para
enfrentar desafíos con coraje y determinación, fomentando un ambiente de
apoyo y comprensión.
c) Organiza y administra tu tiempo. Esto te ayudará a establecer metas realistas y
aumentar tu productividad.
d) Utiliza técnicas de estudio y realiza ejercicios de respiración y relajación, los
cuales te ayudarán a ser más eficiente y a conservar la calma, respectivamente.
e) Pide ayuda cuando lo necesites. Nunca dudes en acercarte a alguien que pueda
escucharte y ayudarte. Recuerda que cuentas con nosotros en todo momento.
Te dejo esta imagen para que la analices y evites llegar al agotamiento, pero, sobre todo,
hacer todo lo posible para que no se vuelva algo crónico.
RECUERDA: el estrés académico puede ser una montaña difícil de escalar, pero con apoyo, estrategias efectivas y una actitud positiva, ¡puedes enfrentar cualquier desafío con
confianza y determinación!
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