BOLETÍN CIENTIFICO PIDGIN (21 DE MAYO 2025)
- ppatriadirgral
- hace 6 días
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Pidgin: La necesidad humana por comunicarse
Si nosotros les fuéramos a preguntar a la gente de Haití que idioma hablan, pocos serán quienes nos contesten que hablan francés. La mayoría nos dirá, sin dudarlo, que hablan creole, palabra francesa que se traduce como “criollo”. La pregunta aquí sería ¿por qué no dicen que hablan francés?
Fácilmente podemos decir que es porque así es como le dicen, como es el caso del español mexicano y el castellano: mismo idioma, distinta forma de referirse a él. Podríamos decir también que es el tipo de dialecto: así como existe el inglés, también existe el inglés australiano, por ejemplo. En ambos casos, estaríamos parcialmente equivocados. ¿Es un dialecto? Parcialmente, sí. ¿Es parte del francés? Partes, al menos. Más que nada es el ejemplo más claro de pidgin que tenemos en América Latina.
¿Qué es un pidgin?
Un pidgin, a pesar de tener nombre de pokémon, se define como un sistema de comunicación de un grupo específico que no comparten un idioma entre ellos. Esto se da porque una necesidad inherente del ser humano es el poder comunicarnos.
Desde que el ser humano empezó a hacer sonidos existe la comunicación humana. Esto es algo que nos ocurre de forma natural. Lo que empezó por un deseo de advertir de peligro o expresar necesidades al resto de la tribu, se convirtió en la herramienta que utilizamos para forjar las primeras sociedades: sin comunicación, no habría habido agricultura a gran escala o construcción de las primeras ciudades.
Con el tiempo, la comunicación se volvió compleja, ya no eran simplemente sonidos de animales o gritos intimidatorios, eran palabras, las cuales daban el nombre a las ciudades y se usaban para expresar el amor a nuestras parejas.
Sin embargo, ninguna comunidad primitiva se desarrolló exactamente igual que otra, por tanto, si bien los conceptos seguían siendo similares, las palabras no. Amor es amor aquí y en Timbuktú, pero las palabras ni siquiera se parecen.
Pero ¿qué pasa cuando tenemos gente viviendo en la misma región, sin hablar el mismo idioma? Haití, recordemos, era una colonia francesa donde la esclavitud era legal. Los esclavos no eran atrapados de una zona específica de África, venían de muchísimos lugares: había igbo, guineos, congoleses, de borneo… Cada captivo llevaba su idioma y costumbres consigo, mientras que los capataces les hablaban en francés, aclarando la fortaleza de este idioma a punta de latigazos.
Pero como hemos dicho, el comunicarnos es naturaleza humana. Y esta necesidad existe, aún si no tenemos palabras para hacerlo. Piensen en los bebés, que señalan, balbucean e incorporan las palabras que saben para darse a entender. Eso mismo es lo que hicieron los esclavos haitianos. Un poco de dezaga por aquí, dos que tres palabras de igbo por acá, expresiones fijas del chiluba, todo unido con la estructura del francés que lograban captar. Así, si bien ninguno hablaba la lengua del otro, empezaban a comunicarse, empezaban a darse a entender.
Eso es un pidgin, la unión entre dos o más idiomas hecha con el fin de comunicarnos. En español, conocemos el claro ejemplo del Spanglish, algo que no puede ser llamado “lenguaje propio” pero tampoco “dialecto”. ¿Es español?, no, pero tampoco es inglés; sin embargo, tampoco podemos decir que no es español, ya que depende de este para existir.
Esto es algo que seguimos haciendo a diario. El lenguaje es algo que está en constante evolución, interactuando con otros y tomando prestado palabras que no existen en el español o en el francés para poder darnos a entender. Así como los haitianos de hace siglos crearon un pidgin, las nuevas generaciones hacen lo mismo. Tomamos selfies, hacemos mewing, ignoramos a los otakus, compartimos memes. Existir en el 2025, dentro de la era de las redes sociales, es hablar en pidgin.

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